Kiosco

Un lugar pequeño, con casas viejas y personas que salen a sus banquetas a sentarse y esperar a que el sol se oculte, las calles aun sin pavimento, empedradas, los vecinos con trabajos mal remunerados, una taberna con mesas de billar, mesas en donde se juega dominó, un restaurante que es el lugar recurrente para celebrar un cumpleaños o celebración importante, una gran tienda almacén en donde se comercia casi cualquier cosa que la población pueda necesitar


Don Mati hace muchos años era uno de los empleados de confianza pero la hacienda cerró sus puertas y con el trabajo perdió su equilibrio, perdió a su familia y siempre esta deambulando por las calles del pueblo, tan pronto como el estomago comienza a dar señales de hambre, se acerca al restaurante con pasos descalzos, en las calles empedradas, siempre hablando con nadie, levanta la voz y les habla a todos pero nadie le presta atención, llega hasta la cocina y le regalan algo de comer, aparece la resaca y regresa la cantina, no juega billar ni dominó, solo pide un trago de aguardiente y también lo reciben de buena gana, se duerme donde llega el sueño, sin importar el lugar o la hora


Don Matías Olivares Peña pocas veces realiza actividades productivas, la mayor parte del tiempo se le puede ver alcoholizado ya sea porque le regalaron un trago en la cantina o porque reunió unas cuantas monedas para poder comprar una botella del destilado más económico en la tienda, borrachera tras cruda y el ciclo se repite


La mañana estaba llena de luz como cualquier otra pero en la plaza del lugar, en el kiosco histórico forjado con hierro europeo traído al pueblo en épocas porfirianas, Don Mati estaba desquiciado, balbuceaba maldiciones para los ricos “que chinguen a su madre los ricos, los ricos son unos hijos de su puta madre, los ricos son unos pendejos” esto no había sucedido antes con él, un poblador se le acerco para intentar calmarlo pero nada surtía efecto ese día, alrededor de la plaza se seguían escuchando las mismas injurias hacia los ricos de forma repetitiva, esta vez la policía si intervino con el indigente porque ya no se trataba de balbuceos dirigidos al viento, junto con los agentes policiacos se acerco el dueño del restaurante, el dueño de la cantina y el dueño del almacén, “cálmense Don Mati ¿porque nos dice todas esas cosas? Mi compadre le regala el taco, yo le regalo un trago y mi primo le regala cerveza cuando quiere aliviar la resaca, no sea mal agradecido»


“Yo a ustedes les agradezco todo lo que hacen por mí, que chinguen a su madre los ricos hijos de puta, los dueños de las empresas trasnacionales de autos, dueños de compañías de tecnología, yo no les hablo a ustedes que venden cientos de pesos al mes”

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